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La mujer que fue sábado…


¿Alguien sabe lo que se siente estar jodida y tener que salir de madrugada a buscar un cliente? _ dijo la mujer que fue sábado, la misma que se jugo la vida como acróbata, contorsionista, equilibrista, trapecistas, ventrílocua y zanquera, del circo_ Circos Brute forcé. Ella un día dejó la tramoya ¡Nunca por voluntad propia! Lo que ocurrió fue que el circo la abandonó, después de dos años varado por pandemia.


A la mujer que fue sábado, la enloquecían los caballos blancos, le fascinaban los hombres mayores, y se enamoró de un mariachi de gatillo fácil y con rostro de ranchero abandonado; por él se convirtió en prostituta. Trabajó todos los sábados con una pasión extra, como si tuviera que satisfacer a los curiosos de un portal erótico.


Dicen que cuando tenía cinco años, sus padres la abandonaron en un circo, y aprendió a sacar las uñas, por eso las usó como las de vampiresa. Tuvo una vida muy revuelta, pues la consumió una existencia solitaria, y aunque siempre trabajo duro para satisfacer los caprichos de su mariachi, no puedo escapar de esa historia de abandono. Nunca tuvo un boleto de regreso.


“La mujer de los abandonos” Leyó una crónica sobre La gitana con sombrilla, publicada en este mismo espacio, y con la alegría de los infelices, quiso que escribiera su historia. Dicha licencia me la concedió su médico del hospital regional, quien la diagnosticó con trastornos delirantes y suicidas, en virtud que alucinaba con subirse a un caballo y volarse los sesos en la arena de un circo.


Finalmente, la regresaron al Hospital Neuropsiquiátrico de Sibaté, se la llevaron chiflada por los mariachis y creyéndose la novia de un actor porno. En el lugar común de los slogans circenses, la despedimos: ¡Ya te vas, y después no digas que no te avisamos! y nos dijo adiós con una triste risa equina.


ESCRITO AL MARGEN: La política en Boyacá se parece a la arena del circo donde abundan las fieras, pero fieras de verdad, porque ofrecen un espectáculo itinerante: Son los hombres bala con los recursos públicos, los escapistas de la justicia, los payasos y titiriteros para su reelección; Esos condenados tienen la codicia encendida, y no nos van a dejar escapar de la olla en que nos metieron, pues la justicia en Colombia está hecha para que ganen los fuertes, y no para defender a los débiles. Entre más plata posean, tendrán más justicia.

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