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ENFOQUE DEL PRESIDENTE PETRO, SOBRE EL CULTIVO ILÍCITO

El tema que tiene que ver con en el cultivo clandestino de aquel producto, “cocaína”, que ha generado bastante daño a nuestros campos y sobre los cuales se debe ejercer una política estricta para evitar la afectación que viene siendo objeto nuestro sector agrícola, no es un tema de menor cuantía, pues es sabido por todos el gran daño, que por largos años viene ocasionando a nuestra sociedad, y concretamente, a la juventud, nuestra mayor riqueza.


En días pasados cuando el Sr. Presidente Gustavo Petro daba ciertas declaraciones públicas, en San José del Guaviare, sobre la forma de poder controlar y combatir la Cocaína en nuestros campos que tradicionalmente la han venido cultivando en forma ilícita, presentaba una alternativa no muy novedosa y un tanto extraña por decir lo menos, decía, seguirlo haciendo hasta cuando los cultivos que la supliría fueran rentables y se obtuviera mejores beneficios que dicho Alcaloide.


Situación que no es tan fácil, pues lo que se requiere es generar toda una política alternativa y en condiciones de poder presentar todo un cambio de cultura social y económica, que permita el desarrollo de una verdadera y seria reforma agraria y genere un orden debidamente establecido y, sobre el cual, sea respetado como política de estado y, aún más allá, para lograr una mejor sociedad.


Pensamos, sin temor a equivocarnos, que la promoción de cultivos alternativos para combatir el interés por cultivar la Cocaína, nunca se logrará, pues en un medio donde no se tiene claramente su sustitución, ni mucho menos, equiparar los beneficios económicos que éstos alternativos puedan llegar a obtener, se constituye en una propuesta que se esfuma desde su presentación; lo que si se debe crear, es generar una verdadera y juiciosa reforma agraria que permita lograr la rentabilidad del campo mediante el equilibrio de costos en tecnología, insumos y mano de obra que acceda generar verdaderos beneficios para el sector productivo como para el consumidor.


Tal como lo comentábamos con anterioridad, se requiere de una verdadera tecnificación e industrialización para la comercialización y venta de los diferentes productos en desarrollo alternativo de nuestros campos colombianos para poder generar riqueza agrícola y, con ello, si pensar en una propuesta del talante que presenta el Presidente Petro, de lo contrario, es seguir improvisando, perder el tiempo más en el tema y generar falsas expectativas que le ocasionan mayor daño y retroceso a nuestros campos en las regiones agrícolas.


Asegurarles o tan siquiera pensar en un ingreso mensual, equiparable al que les genera el cultivo de la Cocaína a nuestros campesinos con cultivos alternativos, no lo sustenta absolutamente nadie y, se constituye, en un acto de verdadera irresponsabilidad pues ello no se compadece con la triste y crítica situación que a nuestros hermanos del campo les toca vivir.


La forma para combatir los cultivos ilícitos en nuestro país no es mediante estas alternativas que da el Presidente Petro, pues si él mismo es consiente que la política antinarcóticos utilizada, durante los últimos 40 años ha fracasado en su lucha, lo que corresponde es una posición más estrecha, efectiva y dinámica por parte del Gobierno Nacional, que se trabaje con verdaderas opciones que brinden fortalecer más nuestros campos con el único objeto de obtener bienestar, seguridad y ese verdadero desarrollo rural que el agro necesita.


Según la propuesta del Presidente Petro, para abolir el cultivo ilícito de la Cocaína se debe esperar tanto tiempo hasta que el cultivo alternativo logre equiparar en precio al no permitido, pero esto será quien sabe hasta cuándo y posiblemente, como se piensa, nunca se alcanzara y, mientras tanto que nuestros campesinos continúen cultivando con el aval del gobierno Nacional lo que no es legítimo.


Lo anterior es un tema que dará, en el futuro inmediato, mucho de qué hablar, pero lástima que se constituya en formas que distraen un tema que se constituye vital para el desarrollo de nuestro país; no entendemos cual sea la intención, pero sea la que sea, debe ser aquella que nos una y permita generar el verdadero avance que necesita nuestras regiones, tan solo así, iniciaremos verdaderos caminos donde la reconciliación sea la premisa que garantice la construcción de un país mejor, bajo ese temple que se necesita para erradicar, de una vez por todas, la pobreza en nuestros campos.

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